lunes, 24 de febrero de 2014

2. Reencuentro.

692 Días antes de que te fueras


La noche anterior Louis no llamó, tal como le había dicho India.

La chica casi no pudo dormir. ¿Y si toda su amistad con Louis se había fastidiado?
Y todo por el primer beso.
Ese primer beso...
Bueno, el primero, el segundo, y el número treinta y tres.
Cada uno fue perfecto, en sí todo lo fue. Louis lo hizo perfecto, pero, ¿a donde les guiaba todo eso?
India estaba perdida en su cabeza.

Esa mañana desayunó sin ganas, incluso sus padres notaron que le pasaba algo, y Liam, cuando terminaron la primera comida, le hizo un interrogatorio.



- Venga, dime que te pasa - insistió él sentado en su cama.


- No es nada... - India movió sus manos nerviosa. Era totalmente imposible que su hermano creyese que de verdad no pasaba nada. La conocía tan bien...


- ¿Algo con Abby?


- No. - alzó la cabeza y suspiró.


- ¿Con alguna amiga?


- No.


- ¿Has sacado alguna nota mala y no quieres que se enteren papá y mamá? - India alzó una ceja negando. Prefería haber suspendido algo en vez de que su amistad con Louis se fastidiase. - Pues... Ya no sé que más puede ser... ¿Louis sabe lo que te pasa? - la chica miró hacia otro lado mordiéndose el labio. Pues mira, sí, Louis técnicamente sabía lo que le pasaba. Liam arrugó la nariz. - Es Louis... - India se sonrojó - ¿Qué ha pasado?


- Pues digamos que... - India juntó sus dedos índices. Tenía muchísima confianza con Liam, pero en ese momento decir el verbo "besarse" conjugado en su correcto modo le daba cierto pudor.


- ¿Qué? - ella apretó más los dedos. - ¿Qué haces con los dedos?


- Pues... - ella gesticuló más.


- No entiendo.


- Que nos... - suspiró - Besamos.


- Ah... Joder, pues menuda forma de representarlo - ella sonrió nerviosa, mientras que Liam de repente estaba bastante feliz - Me alegro de que por fin Louis se haya lanzado. - India frunció el ceño.


- ¿Qué?


- Pues que por fin se ha atrevido.


- Ahora la que no pilla soy yo. - su hermano frunció el ceño.


- Pero a ver, ¿estáis juntos?


- No.


- ¿No? - India se sorprendió que por qué a su hermano le sorprendía tanto que no estuviesen juntos.


- No.


- ¿Y por qué?


- Pues no sé... Solo nos... Besamos. - Liam entonces se percató de que su hermana quizás no sabía aún el secreto de Louis, y no era el adecuado para contárselo.


- ¿Sabes qué? Deberías hablar con él, ya verás como todo... Sale bien. - y rápidamente salió del cuarto de una forma misteriosa.



Pero India no le llamó ni habló con él en las horas posteriores a las diez de la mañana. Tampoco sabía cuál era la reacción que estaba teniendo ahora él en su casa, si es que estaba en su casa.

Quizás estaba también dando vueltas en su cuarto, o quizás había olvidado el tema.
O puede que estuviese con una chica.
¿Y por qué pensar eso de repente le molestaba? En sí, antes de todo, Louis tenía total libertad de tener amigas, pero India siempre sentía una especie de protección para que no le quitasen a su mejor amigo.
Pero ahora esos celos eran distintos. Como... No quería pensar en la palabra, pero se le venía a la cabeza cada dos por tres.
Novio.
Siempre vio a su amigo solo como eso, como un amigo.
Es cierto que sabía que era guapo, y que Lena Young y Pam Gardleigh de su clase de biología estaban increíblemente locas por él, y seguramente unas cuantas más del curso. Asi que solía gustar a las chicas.
Además, una ventaja que tenía es que él la conocía como nadie.
Bueno, ¿ y qué hacía sacándole pros a su mejor amigo como si se tratase de un pretendiente en una página de citas?
Era patético.



Era ya por la tarde y se encontraba en el salón, atravesando el sofá mientras leía el sexto libro de Harry Potter por segunda vez.

Si había que ser una obsesa de algo, que fuese de Harry Potter, ¿no?
Estaba tan sumergida en el mundo mágico de Hogwarts que ni se percató de que Liam había entrado en la sala y se había acercado a la ventana. Abrió un poco la cortina y miró a afuera, y después volvió a cerrar.


- India, ha venido Abby. - entonces la chica si que despegó la mirada.


- ¿Enserio?


- Sí, está fuera, en la entrada. - India asintió, sin parecerle algo descomunal. Era muy típico esos repentinos actos de su amiga, de presentarse en su casa así sin avisar, simplemente cuando le apetecía. Y a India le encantaban, eran sorpresas que a veces ni se esperaba pero que le sacaban miles de sonrisas. Subió a su cuarto, se puso unas botas con pelaje por dentro y una cazadora imitando al cuero. Fue hacia la entrada y abrió la puerta.



Pero no era Abby la que estaba.



- Louis... - La chica no sabía si volverse a meter en la casa, y en parte le estaba tentando esa idea. El chico miró al suelo. Tenía las manos en los bolsillos y se movía de un lado a otro.


- Tenemos que hablar. - ella asintió. Sí, tenían que hablar.


- ¿Pasamos a dentro? - él dudó unos segundos.


- No, no hace tanto frío fuera. Además, si tus padres me oyen... Me moriría de vergüenza. - India se quedó pensando en qué sería lo que le daba tanta vergüenza que pudiesen escuchar sus padres. Louis se sentó en un lado del asiento balancín que. A ambos les enamoraba ese porche, de colores blanco y negro, que rodeaba toda la casa. Lo construyó el padre de India hace años con ayuda de algún que otro amigo, y la verdad es que se agradecía, porque era una maravilla digna de contemplar. Ella se sentó a su lado y los dos empezaron a mecerse levemente en el asiento, en silencio.


- Bueno... - ella suspiró.


- Mira India, respecto a lo que pasó ayer...


- Ya sé lo que vas a decir. Y me parece bien.


- ¿En serio? - Louis formó una sonrisa enorme.


- Sí, somos amigos, y no deberíamos dejar que algo así estropease las cosas. Podemos hacer como si nada hubiese ocurrido. - el cambio de reacción en la cara del chico fue épico.


- ¡No! Indi, me gustas desde hace años. - ella le miró estupefacta.


- ¿Qué?


- Pero supongo que ya da igual. - India se llevó una mano a la frente. Cagada triple.


- Pero yo creía... No puedo gustarte.


- ¿Por qué?


- Porque no le gusto a nadie.


- Eso no es así - ella le miró, mordiéndose el labio - a los que les gustas no te lo dicen porque no les dejo. - ella alzó una ceja.


- ¿No crees que eso es algo que me concierne más a mi?


- Cuando es una amenaza para mí sí.


- ¿Y los consideras una amenaza? - Louis sonrió pícaro.


- Claro que no. Tú solo eres mía y de nadie más. - India se puso se pie, enfadada.


- ¿Es que ahora soy un objeto con dueño, o qué? - anduvo hacia la puerta.


- ¡No! - Louis se levantó y agarró su brazo, parándola. - Lo que quiero decir es que me moriría si te viese con otro. No quiero compartirte con nadie. - ella se cruzó de brazos -Mira, ya te lo he dicho, me gustas, y mucho. Y pareceré una nenaza diciendo esto, pero quiero tenerte ya. No quiero que sigamos siendo solo mejores amigos, necesito algo más. Y después de lo de ayer no aguanto. Déjame que lo intente, ver cómo sale esto. - se quedó callada, tímida, mirándole sin saber qué decir- Cada cosa que le había dicho Louis era de lo más bonito que alguien le había llegado a decir, y de algún modo hacia un efecto sobre ella, un efecto bueno, porque le estaba gustando esto. - Ayer cuando... nos estábamos besando, ¿no sentiste algo especial? - Louis resopló nervioso y sonriendo a la vez - Parezco marica cuando hablo. - India sonrió, y pensó en la pregunta que le había hecho. ¿Qué había sentido el día anterior?


- Sentí que no quería parar. - confesó sinceramente.


- ¿Pero por el hecho de besar o por mí? - alzó una ceja.


- No entiendo mucho eso que acabas de decir.


- A ver, más fácil. Ahora mismo qué te apetece más, ¿besar a alguien por besar, o besarme a mí?



Ella se quedó pensando. ¿Le había gustado lo de besar en general o lo de besar a Louis? Hombre, pensaba por ejemplo en su amigo Niall y ni loca lo haría, ni con Harry, ni con Zayn, ni con otro del curso. ¿Pero con Louis? Le miró fijamente, y entonces algo tuvo claro. Agarró de la chaqueta al chico y tiró hacia ella, y entonces le besó. Louis no se lo esperaba para anda. Esa era una de las cosas que más le gustaba de ella, lo impredecible que era en ciertos casos. Él continuó el beso, pasando las manos por su cintura mientras ella lo hacía por su cuello...

Hasta que la puerta se abrió.
India se separó con rapidez.


- ¡Liam! - le regañó. Se moría de vergüenza, su hermano justo había abierto la puerta para pillarles. El chico se apoyó en el marco de madera y sonrió pícaramente.


- Solo quería comprobar si uno de mis mejores amigos se ha convertido en el novio de mi hermana. - India suspiró mientras Louis reía, ya que le divertía la situación. La chica agarró la mano de su novio y miró a Liam.


- Pues ya lo has comprobado. Adiós. - India agarró el pomo de la puerta y tiró, obligando a que Liam se fuese. Una vez cerrada, suspiró y miró a Louis, aunque después rió.


- Entonces... ¿lo somos? Quiero decir, ¿ya está? ¿Hola India eres mi novia? - la chica se mordió el labio y se encogió de hombros.


- Supongo. - le pasó las manos por detrás del cuello a Louis y se acercó a él, dispuesta a besarle, pero el chico se apartó antes.


- 9 de octubre de 2010. - ella alzó una ceja.


- ¿Qué pasa?


- Que desde ahora esa es la fecha del mejor día de mi vida.





Presente



[NARRA INDIA]


Me quedé sin habla, ahí quieta. La gente seguía aplaudiendo, para ellos dos segundos, para mí horas.

Ni si quiera me salían lágrimas de la conmoción que tenía, pero creedme, quería llorar.
¿Por qué hoy? ¿Por qué justo hoy?
Se me formó un nudo en la garganta.
Estaba ahí...
Y se le veía bastante distinto.
El  pelo lo llevaba de forma distinta, estaba más... Hombre. Parecía más maduro.
Llevaba una camisa blanca con las mangas remangadas, y, quizás me confundía, pero parecía que tenía varios tatuajes.
Había cambiado mucho, pero a la vez seguía igual que hace dos años, cuando él era mi prioridad en la vida.
Eso sí, su sonrisa seguía siendo la misma.

Suspiré, presa del pánico, pero intenté concienciarme. No debía permitir que la situación me dominase. Era más fuerte que eso.

Fingí una sonrisa pensando que quizás había pasado más tiempo del necesario con mala cara, y la gente podría empezar a preocuparse. Y eso era lo que menos quería.
Me di la vuelta y comencé a andar, pero esta vez mis pies quizá no resistirían tanto.

"Venga India... Derecha, izquierda, derecha, izquierda..."

Me centré en solo, quizás de esa forma conseguía evadirme, pero como mártir que soy, en el camino a mi asiento, le busqué con la mirada.
Solo que esta vez... Ya no estaba.
Había desaparecido, no había rastro de él en el lugar en el que estaba.
Y entonces llegué a la conclusión de que quizás había bebido demasiado Eristoff, y que mi subconsciente me estaba pasando una mala jugada debido a los nervios por el discurso.
¿Y entonces lo que me iba a decir Marissa? ¿Y el comentario de Emer?
Quizás fuese por otra cosa, ¿no? Quizás justo me iban a decir algo importante el día que mi exnovio vuelve.
Que no, olvídate, que no ha vuelto.
No ha vuelto.
Son imaginaciones mías y Marissa y Emer están locas.
Quizás yo también lo estoy.


La graduación continuó como estaba previsto, y yo traté de olvidar que me estaba volviendo loca.

Quizás me había presionado con todo el tema del discurso, quizás el querer que todo fuese perfecto me estaba haciendo mal.

Llegamos a la parte de los diplomas, en la que se iba llamando a cada alumno para subir al escenario, hacerse una foto mientras el director te da el papel aquel, y salir diciendo gracias, sonriendo a los profesores de las sillas, cómo si en ese momento olvidases todas las putadas vividas en los años anteriores.


Empezaron por la A, y ahí empezó la cosa.

El primero de mis amigos en subir fue Niall, el cual, como no, sonreía, y todo el mundo le aplaudía. Creo que también guiñó el ojo a alguien del público, pero tampoco me fijé mucho.
La siguiente del grupo fue Abby, que estaba perfecta, para qué engañarnos. Tenía esa seguridad y ese control sobre todo tipo de situaciones que daba gusto verla, de verdad.
Más alumnos pasaron por el escenario, y llegó el turno de Zayn.
Orgullosa es poco.
Aplaudí como nadie cuando subió y le entregaron el diploma, y también cuando dedicó unos segundos solo para mí, mirándome fijamente, y sonrió.
Unos cuantos alumnos más y luego llegó Emer (zorra)a la que, explicablemente, a penas miré, pero en cierto momento me fijé en que llevaba Vans.
A ver alma cándida, ¿cómo narices vas a tu propia graduación con Vans, que seguro que están roñosas de utilizarlas mucho?
Joder, que me dices manoletinas y vale, ¿pero Vans? ¿Y delante de todo el pueblo?
Me crucé de brazos y suspiré.
Venga India tranquila, que ya has tenido demasiadas emociones.
Todo continuó, la P se acercaba y a mí ya me temblaban las piernas, hasta que oí "India Payne" y me puse de pie rápidamente. Caminé por el césped y ya me encontraba de nuevo en el escenario, y aunque lo intenté con todas mis fuerzas, mi cabeza se giró obligada y busqué a Louis entre el público. Pero de nuevo, el intento fue fallido.
Me entregaron el diploma, ese que sé que acabaré teniendo en un rincón perdido de la estantería cogiendo polvo, pero al fin y al cabo, un diploma.
La foto, sonrisa, un gracias mas un coqueto movimiento de pelo, otros gracias, y caminé de nuevo hacia el fondo del escenario, mientras llamaban a mi hermano. No volví a mi sitio, sino que esperé a que Liam acabase lo suyo. Cuando lo hizo, vino hacia mí con una sonrisa y me abrazó. Después pasó un brazo por encima de mis hombros y bajamos las escaleras juntos.
Me apostaría lo que sea a que mi madre en ese momento estaba a punto de llorar mientras hacía una foto.
La conozco demasiado bien.
Después del momento fraternal que enterneció a todo el mundo, volvimos a nuestros asientos y todo siguió su curso.
En cierto momento, los apellidos que empezaban con S fueron los protagonistas, y le tocó a Harry subir al escenario.
Siendo tan él, iba con esas prisas y esa energía que, torpemente, tropezó en el último escalón y casi cayó de bruces al suelo, haciendo reír a todo el mundo. Aunque él se salvó, el birrete no tuvo tanta suerte, quedando a dos metros de él. Y Harry que es lerdo no, lo siguiente, en vez de ir como una persona normal, fue a gatas a por él.
De repente las Vans de Emer (zorra) no me parecían tan descabelladas.
Qué risa y qué vergüenza a la vez, y mientras el director mirándole con la boca abierta a más no poder.
Tras el cómico momento, las demás letras llegaron, y afortunadamente, todo llegó a su final, o casi.
Faltaba ponernos de pie y lanzar el birrete a lo más estilo americano.
Pero una vez hecho, si que concluyó esa parte.
Ahora tocaba el banquete.
En el gimnasio, habían preparado varias mesas con comida, tanto puesta por el instituto como por las familias de los graduados. 
Y a ahí se dirigía todo el mundo.
Yo esperé a reunirme con mis amigos y con Zayn, y entre todos nos abrazamos, felicitamos, e incluso algunos nos besamos, pero eso son detalles íntimos.
Seguimos la masa y acabamos en el gimnasio, donde toda la comida me estaba tentando.
Comí, reí, hablé con gente, volví a comer y saludé a compañeros.
Engullí, sonreí, agradecí y finalmente me reuní con mi abuela Joy a hablar sobre los vestidos de otras chicas, y sobre qué chicos eran guapetones.


- Mira, ¿ves a ese? - señalé a uno.

- Uy, que feo.


- No, ese no, el de su derecha.


- Ah, ese está mejor.


- Es Paul.


- ¿El del curso pasado?


- Sí, el que me regaló flores y todo.


- Pobrecito, que enamorado estaba.


- Pobrecita yo que me acosaba - la abuela rió.


- Ay Indi, eres como yo de joven. - sonreí. Me encantaba cuando me decía eso. - A ver, dime a algún chico más del que me hayas hablado.


- Pues... - giré la cabeza y miré por todos los lados, intentando encontrar a alguien. Vi, a Helen, Ty, Pauline, Megan, Ian, Yuki, Bill, Louis, Sarah...



Mi boca se secó, y ya ni podía pensar en buscar a más gente.

Louis...
Rogué para que fuese de nuevo mi cabeza, para que todo esto no estuviese ocurriendo. 
¿Por qué hoy? Joder, es que no lo entendía. Si hubiese sido dentro de dos meses y medio... Pues vale, porque me iría a la universidad, ¿pero ahora? 
Sentí cómo empecé a sofocarme, como de repente la sala se volvía demasiado cálida y que el aire me faltaba.
Por. Qué. A. Mí.
Estaba ahí, y le veía más de cerca que antes desde el escenario.
Louis, con esos ojos azules que brillaban siempre, con ese pelo castaño que a veces tiene reflejos claros si le da el sol. 
Louis, simplemente él.
Y me miraba, y me volvía a sonreír.
Sentí que las piernas me fallaban.
Si lo mío no era mala suerte, era que alguien me había echado una maldición gitana.
Y lo peor es que no podía dejar de mirarle, y él a mí tampoco.
Y cuanto más tiempo pasaba, más sonreía.
Hasta que en cierto momento, se dio la vuelta y... Se fue.

Miré hacia los lados horrorizada. 

¿Y ahora dónde estaba?
Supiré intentando tranquilizarme.
El día no estaba yendo del todo bien.


- Indi, cielo, ¿estás bien? - miré a mi abuela, y entonces me percaté de que me había pasado demasiado tiempo perdida. 


- Eh... Sí. - volví a mirar rápidamente buscando a Louis, pero nada, en cambio vi a otras personas. - Mira, ahí están Zayn y Niall, ve a hablar con ellos. 


- Sutil forma de deshacerte de una vieja carca - bromeó ella y reí. - Voy a intimidar a los muchachos. - formé una sonrisa y después nos dividimos. Caminé por todo el gimnasio, que ya era grande en sí, y además estaba hasta los topes de gente. 

Tras diez minutos buscando, encontré el vestido azul cielo de mi madre. Me acerqué.

- Hola mamá - saludé poniéndome a su lado. 


- ¡India! Contigo quería hablar. Mira quién está aquí. - entonces dejé de mirar a mi madre y miré a la mujer que estaba al lado, de cabello oscuro, que sonreía.



Era la madre de Louis. 



- Johanna - dije poniendo voz amable. No es que no me cayese bien, es más, el resto de la familia de Louis era un encanto, pero si ella estaba aquí significaba que yo no estaba loca y que de verdad él había vuelto. Prefería haber estado loca, creedme. 


- Hola India, me alegro muchísimo de volver a verte - se acercó a mí y me abrazó.


- ¿Qué tal por Estados Unidos? - Tanto ella como su novio (que ahora creo que es marido por que me lo dijo mi madre hace unos meses) más sus cuatro hijas más Louis se habían ido a América hace dos años. Todo empezó con un traslado de trabajo temporal de Johanna, pero además ofrecieron una beca para que Louis hiciese los dos últimos cursos de del instituto. Y todo eso arrastró a la familia, y se fueron. Y con ese viaje él se llevó mi corazón, roto en pedazos. Y en ese tiempo que había logrado reponerlo, va y vuelve, rompiéndolo de nuevo.


- Bastante bien, aunque ya echábamos de menos Inglaterra, el mal tiempo, conducir por la izquierda... - Sonreímos todas. - Y teníamos ganas de volver, sobre todo Louis, que estaba deseando verte. - Sucio cabrón. Por la forma en la que sonreía su madre seguro que no le había contado lo que me hizo. 



Mamón.



- Sí, - habló mi madre, y deseé que cerrara la boca - podríais veros un día de esta semana. Hace muchísimo que no os veis, y eráis inseparables cuando salíais juntos - Gracias mamá, acabas de perder el derecho de ver a mis futuros nietos cuando los tenga por ese comentario. Sonreí falsamente.


- Sí, un día de estos. - Johanna miró hacia los lados. 


- Creo que está por aquí. No sé, es que en casa dijo que quería ver a varios amigos y amigas. Pero no sé si ha venido al final. - Apreté la mandíbula. Sí, sobretodo "amigas", ¿no, Louis? Tenía que irme de ahí. No aguantaba ni un segundo más dentro de una conversación en la que Louis era el tema principal. Además, sabía que mi madre le adoraba, siempre lo hizo. (Ella tampoco sabe lo que él hizo, por si lo preguntáis.) Y siempre recordaba momentos de cuando éramos novios. Quiero mucho a mi madre, pero a veces me resulta tentadora la idea de coserle la boca. 


- Eh, supongo que ya le veré - Sonrisa falsa - Bueno, yo tengo que, eh, irme a fuera, porque Zayn está... Y Harry... - tragué saliva. - Me tengo que ir. 


- Claro. - Me despedí de ambas madres, con besos en las mejillas, abrazos y "prometiéndole" a Johanna que un día iría a su casa a comer. 



Caminé de nuevo atravesando todo el lugar. 

Estaba ya a punto de acercarme a la puerta cuando alguien me paró.
Era Marissa, que de nuevo me había encontrado.


- Por fin - exclamó.

- Hola Marissa... - No, no quería que me lo dijera, no quería que hablara sobre Louis. Pero como siempre, la suerte no estaba de mi parte.


- Lo que te tenía que decir es que Louis ha vuelto. - suspiré.


- Ya lo sé.


- Ah bueno, supongo que te lo habrá dicho y tal. - sonrió. Si todo el mundo supiese lo que hizo dejarían de sonreír cuando hablasen de él...


- Sí, algo así.


- Bueno, pues era eso.  - sonreí fingidamente. - Adiós.


- Adiós. - se alejó y por fin salí de ese maldito sitio que me estaba consumiendo y ahogando.



Caminé por el césped ahora vacío, viendo el escenario con todas las sillas y con algunos birretes dorados en el suelo.
Pensé en las pobres personas que tuviesen que recogerlo todo después.
Asegurando que no había nadie, levanté mi vestido y me saqué el móvil de la ropa interior.
Sí, ala, soy una guarra que se guarda el móvil en las bragas, pero era ahí o en el sujetador, y siendo el vestido de palabra de honor como que no.
Además, ¿qué chica nunca ha hecho eso en su vida?

Abrí el Whatsapp y escribí un mensaje hacia Zayn.


"Estás libre o Joy te está contando cómo de joven salía con dos chicos a la vez?"


Anduve en circulos durante unos minutos hasta que él contesto.


"Libre, Joy ya sabe que esa historia me la ha contado mil veces" 


Sonreí.


"Te espero en el coche"





Llevaba apoyada en la puerta del copiloto unos diez minutos, pero sabía que desde el gimnasio hasta aquí había bastante trayecto, por lo que Zayn tardaría lo suyo.
Me entretuve mientras jugando al Flappy Bird, o más bien estrellando al maldito pájaro contra las tuberías, hasta que oí pasos. Dejé lo que estaba haciendo y le miré, cruzada de brazos.


- ¿Y esta repentina necesidad? - dijo andando hacia mí cual gacela macho.


- Te echaba de menos - me encogí de hombros.


- Soy culpable. - él sonrió pícaramente. Vi que sacaba de su bolsillo la llave del coche y lo abría. Siendo consciente de que vigilaba cada uno de mis actos, me metí en la parte trasera del coche, y en pocos segundos, él ya estaba a mi lado cerrando la puerta por dentro. Me quité la toga y me senté encima de él.

- Me encanta cuando dejas de ser una chica buena y responsable. - Adiós cinturón.


- Creo que después de estos siete meses, ya deberías tener claro que no soy una chica buena. - sonreí con picardía mientras Zayn subía las manos por mis muslos, hasta llegar a mi ropa interior y bajarla lentamente. En un momento levantó el vestido, miró las bragas, frunció el ceño y después bajó un poco mi escote, observando el sujetador.


- Uy, esto es nuevo. - me reí. - Me gusta. - Tomo nota: comprar más lencería negra con encaje. - Pero me gusta más así. - y las sacó completamente. Yo me encargué de bajarle a él los pantalones y los boxer. En apenas segundos, sin necesidad de condón y gracias a las pastillas anticonceptivas, nos fundimos el uno en el otro.



Y así, señoras y señores, es como una se olvida de todos los problemas sobre Louis Tomlinson.




(...)




- Es que le vi Abby, le vi. Y estaba ahí, con tatuajes, y el pelo más largo. - me miré en el espejo. Ese pantalón vaquero de talle alto me quedaba muy bien. Sujeté el teléfono con una mano mientras con la otra buscaba en el cajón la camiseta blanca de tirantes con el atrapasueños dibujado.

- Si te creo, pero te digo que nadie de nosotros le vio.


- Vamos, es que si le llego a ver no sale vivo. - Oí la voz de Liam, ya que el altavoz estaba puesto. Ambos estaban en casa de la chica. Abby, él, Niall y mi abuela eran los únicos que sabían sobre lo que hizo Louis en su día.


- Liam, por favor. Si le ves no hagas nada. No se merece ni siquiera que le hables.


- ¿Cómo no voy a hacer nada? No solo te falló a ti, sino a mí. Era mi mejor amigo - suspiré.


- Lo sé... Lo sé...


- Yo creo - dijo Abby - que deberías soltarle unas cuatro cosas.


- No. Paso. Ni le hablaré. 


- India, nunca le llegaste a gritar, ni a insultarle como es debido. Ya es hora, ¿no?


- Secundo lo que dice. - habló Liam.


- He dicho que no. - suspiré. - Cambio de tema. ¿Qué te vas a poner? 


- Oh oh. Conversación de mujeres. - sonreí ante el comentario de Liam.


- La falda vaquera corta.


- Me gusta esa falda - se volvió a oir a Liam.


- Porque es fácil de subir. - habló Abby. Carraspeé. A veces se les olvidaba que yo era la hermana de Liam, y que tales cosas me resultaban asquerosas. - Y la camiseta sin mangas negra, esta que se ata en el cuerpo y tiene la espalda al aire.


- Esa también me gusta.


- Liam, cerdo.


- Calla anda. - sonreí.


- Bueno, cuelgo que no me va a dar tiempo. ¿Me recogéis en media hora?


- Sí.


- Bueno, pues hasta luego.


- Adiós.



Colgué.

Hoy había una fiesta en el lago con motivo de la graduación.
Bueno, lo que llama todo el mundo el lago era un lugar a cinco minutos en coche del pueblo, al lado del bosque, en el que había como una charca muy grande, no muy profunda. Quizás unos tres o cuatro metros.
Pero el lugar era encantador. Había hasta una pequeña pasarela de madera, y una cuerda atada a la rama de un árbol para saltar al agua. Además, en el atardecer, el sol iluminaba todo el agua con reflejos naranjas.
Me encantaba ese sitio, por eso, y por las fiestas que solían hacerse ahí.
Técnicamente ya había empezado, pero Abby y yo teníamos la costumbre de ir más tarde porque era cuando más animada estaba la cosa.
Ella y yo lo denominábamos como "retraso de cortesía".

La media hora se consumió entre elegir zapatos, peinarme, pintarme un poco, recoger la ropa que había sacado, y despedirme de los familiares que aún quedaban en el salón.

Salí, y ya me estaba esperando Liam en el coche junto a Abby.
Miré al cielo.
Ya estaba oscuro, eran las diez menos cuarto de la noche.
Me subí al coche y di por empezada la velada.


El lago estaba lleno de gente, desde mis compañeros graduados, hasta antiguos alumnos, hasta gente del centro de las afueras.

Según andabas y dejabas la parte de descampado con los coches y te adentrabas en el bosque, oías más alta la música, a más gente besándose contra árboles, y el olor a borracho se hacía más intenso.
Cuando los árboles se acababan y ya veías el agua, podías observar que en la ancha orilla de tierra, habían hecho una hoguera.
Como no teníamos playa, nos teníamos que adaptar a lo nuestro.


- Voy a buscar a Zayn - dije a los otros dos.


- Vale. - me separé de ellos y empecé con la búsqueda. Había gente, pero no como en el gimnasio de la graduación, por lo que era fácil buscar. Al primero al que vi fue a Harry, al lado de un grupo de amigos y amigas, mientras bebía una cerveza.


- Buenas noches - le dije sonriente cuando me acerqué.


- Hola amiga - me sonrió - ¿Quieres una cerveza? - Asentí. - Él se agachó y cogió de una barreño con hielos casi desechos una cerveza. La abrió y me la dio.


- Gracias. - comencé a beber.


- Las antiguas alumnas ahora son unas guarras. ¿Te puedes creer que tres me han pedido irme con ellas donde nadie pueda vernos? Y no dos, ¡tres! - reí.


- Es que eres muy alto, y eso impone.


- Y guapo. - asentí sonriendo.


- ¿Y vas a aceptar alguna de sus ofertas? - él agachó la cabeza levemente.


- No, ya sabes que yo no soy así. - Harry era un buenazo. Creo recordar que la última novia que tuvo fue hace cinco meses, hasta que ella le dejó. Y desde entonces él se había mantenido aparte, sin si quiera liarse con alguna chica, algo pasajero, no. Y mira que había tenido miles de oportunidades, peor él se quedaba al margen, ¿que por qué? Ni idea. 


- Lo sé, lo sé... - él suspiró y después seguimos hablando, mientras yo me acababa mi primera cerveza y empezaba la segunda.


- Mira, ahí está Niall - Señaló Harry en cierto momento. Me giré y le vi, junto a una mesa montable con bebidas encima.


- Voy a saludarle. - comencé a andar en esa dirección, acabándome a la vez la cerveza. - ¿Ya poniéndote borracho? - dije mientras ponía ginebra en su bebida, y después añadía Fanta de limón.


- Y a mucha honra. 


- ¿Quieres? - ofreció a prepararme uno. Dudé un poco. - Venga, a ver quién se termina antes el suyo.


- Obviamente vas a ser tú, yo voy a acabar vomitando.


- Cobarde... - sonrió tentadoramente.


- No sé. - miré hacia los lados. Si en ese momento aparecía Zayn, le debería toda mi vida.

No quería beber demasiado, porque cuando lo hago suelen pasar cosas vergonzosas. 


En un momento, vi algo que ojalá no hubiese visto.

Al otro lado de la hoguera, pegados a un árbol, vi un pelo azul pastel demasiado claro.
Emer.
Pero ella no era la parte mala.
Era todo en sí.
Prefería mil veces dormir con ella cada noche de un año que verla con él.
Estaba a lado de Louis, riendo, y hablando.
Pero Louis de nuevo me estaba mirando a mí, y ahora sonriendo.
Encima de que vuelve, ahora habla con Emer (zorra), ¿y se digna a sonreírme?
¿De qué va?
Vi que se acercó a ella y le susurró algo en el oído. Y entonces, ahora los dos me miraban, y él sonreía, y ella se burlaba de mí riéndose. ¿A qué venía esto?


- Vale - le dije a Niall, aceptando la competición de cubatas.




Media minutos más tarde, cubata acabado, un chupito de negrita, y una cerveza más, yo me encontraba con Niall diciendo bobadas.



- India, estás borracha - me dijo, estando él aún más borracho.


- Y tú eres un apócope. 


- ¿Apocoqué?


- Apócope.


- ¿Qué es eso?


- No lo sé.


- ¿Y por qué me lo dices?


- Porque suena bien la palabra, como a Indio.


- ¿A Indio? - él se rió.


- ¿Qué pasa?


- Indio... India... - suspiré.


- Voy a buscar qué significa. - cogió su móvil y lentamente desbloqueó la pantalla, lentamente se metió en google, y lentamente escribió "apócope". - Supresión de algún sonido al fin de un vocablo.


- Eh... Vale.


- ¿Entonces es como cuando en vez de Abigail, decimos Abby? Somos apócopes entonces. 


- Y yo qué sé, nunca he apocopado.


- Eso suena a sexo. - le miré mal. - ¿Sabes qué? Quiero saltar la hoguera. 


- Creo que puedes. Eres irlandés.


- Que sea irlandés y que tenga aspecto de elfo no tiene que significar que salte muy alto.


- Pero saltas muy alto.


- Ya, pero eso es una coincidencia. - sonreí. Anduvimos hasta ponernos a poca distancia de la hoguera, la cual ahora debe medir unos dos metros, o un poco menos. 


- Si coges mucha carrerilla la saltas seguro.


- ¿Pero y si me quemo?


- Bueno, pues serás como la Antorcha Humana. ¿No querías ser un superhéroe? 


- Es verdad, tienes razón. - se echó hacia atrás y suspiró. - Hoy será un día nuevo, voy a ser un superhéroe.

- Venga, tú puedes. - empezó a correr.

- ¡NIALL! - oímos la voz de Zayn, por lo que el rubio paró y le miró con cara de fastidio. Yo también miré así a mi novio. Había fastidiado la oportunidad de tener a un amigo que pudiese salvar al mundo.

- Jo tío, que estaba a punto de convertirme. - Zayn se acercó a nosotros.

- Estás loco tío, - me miró y sonrió - Y tú, pequeña. Llevo buscándote todo el rato. Ni si quiera Abby sabía donde estabas.

- ¡Niall! - miré a mi amigo.

- ¿Qué?

- ¡Ha dicho Abby! - abrió mucho los ojos y la boca.

- ¡APÓCOPE! - gritamos a la vez.

- Vale, ya está bien, ya no bebéis más. - me pasó un brazo por la cintura y me juntó a él.

- Oye, pero que yo estaba a punto de ser la Antorcha Humana. 

- ¿Y no prefieres ser AquaMan para poder mover el agua? - Niall abrió mucho los ojos mirando a Zayn. Pues AquaMan también estaba bien...

- Oh si, por estas cosas me caes bien . - Zayn rió. - Chicos, voy a convertirme en AquaMan.

- Que te vaya bien. - se despidió con la mano y se apartó. - Puto loco... - Zayn se giró hacia a mí y me besó.  - Por fin. - sonreí.

- ¿Sabes qué? - me acerqué a su oído, dispuesta a susurrar algo. Pero un grito hizo que nos giráramos justo para ver a Niall corriendo hacia la cuerda del lago, saltar, agarrarla y después  tirarse al agua alocadamente.

- Debería haberle dicho que fuese un Gormiti de tierra. 

- Retweet y Fav. - le dije riendo. Me encantaba decir eso. Me sentía muy mainstream. Al minuto, la cabeza de Niall asomó por el agua y todos los que estaban viendo empezaron a vitorear y aplaudir. Él salió del agua, y así, porque sí, se quito la camiseta como quien no quiere la cosa, y se pegó a una chica en bikini a la que empezó a besar. Admito que si fuese chico, me encantaría ser como Niall.

- ¿Qué me ibas a decir? - habló Zayn.

- Pues que... Podríamos ir a la oscuridad, y contra un árbol... - le oí a él reírse.

- No vamos a tener sexo ahí.

- ¿Por qué?

- Porque nos puede ver todo el mundo.

- Pues que disfruten con la imagen.

- Ese el el problema. Que el único que puedo disfrutar de ti soy yo, eres mía, y... - puso cara de interesante - mataré al que se interponga. - sonrió.

- Eso es muy macho dominante. - se encogió de hombros.

- Oye, voy a ir a por una cerveza. ¿Me prometes que vas a ser buena chica y que no vas a hacer alguna locura de borracha necesitada? 

- Te lo prometo - levanté una mano a lo scout. Me dio un último beso y se alejó.


Aproveché ese momento para dar vueltas y mirar, buscando a una persona.
No iba a cometer locuras de una borracha necesitada, pero si de una borracha rencorosa y enfadada.
Y tenía claro que si encontraba a Louis, me acercaría y le diría de todo. No, repito. Le pegaría. Sí, le daría una bofetada de las de las películas. Y si está con Emer al lado, pues a ella también la pegaré.
Por puta.

Seguí mirando y dando vueltas, pero no estaba, no le encontraba. 
¿Y ahora donde se había metido el gandul este?
Entonces, en ese momento, noté que mi bolsillo vibraba y que se oía una canción.
¡Me llamaban! 
A ver qué quería Liam ahora.
Cogí el aparato y leí lentamente la pantalla.
Era un número desconocido.
Cogí la llamada.


- Digamelón,

- ¿Tan enamorada sigues de mí que no dejas de buscarme?


Y por muy borracha que estuviese, en ese momento dejé de sentir todo, que la boca se me secó y el estómago se me contrajo.
Colgué y volví a mirar hacia los lados, pero seguí sin verle.
¿¡Dónde estaba!? Y lo peor es que se estaba burlando de mí, observándome.
Ya se rió una vez de mí, y ahora esto.
No iba a haber una tercera. 
Ya no quería seguir ahí, quería irme.
Me quedé quieta hasta que vino Zayn.


- Oye, - le dije escondiendo un poco que estaba aterrorizada por lo de Louis - me encuentro mal.

- ¿Enserio? - se preocupó.

- Sí, es que me duele la cabeza, y la tripa, y todo...

- Pero si hace unos minutos estabas bien.

- Ya, pero ahora no sé por qué estoy así.

- Eh... Ahora vamos al coche y te llevo - ay pobre, encima que se había empezado la cerveza.

- No, no. Antes he hablado con eh... - pensé en alguna chica del curso que me cayese bien. - ...con Uriah.

- ¿Enserio? ¿Te lo ha dicho?

- Sí, ha ido ahora a por el coche, que me espera en la carretera.

- ¿Quieres que te acompañe al coche?

- No, no, gracias. - odiaba mentirle, de verdad, me mataba por dentro. Pero necesitaba un tiempo para pensar, para escuchar canciones tristes, y para llorar todo lo que me quedaba por llorar. 

- Uf... - No le veía del todo convencido.

- Estaré bien - me acerqué y le di un corto beso.

- Vale - sonrió - llámame cuando llegues a casa - asentí. - Te veo mañana.

- Sí - nos volvimos a besar y me separé - Adiós.


Se despidió de mí y yo inicié mi camino de vuelta a casa.
Sabía que tendría que andar mínimo media hora, pero me daba igual.
Así se me quitaba la borrachera, y así meditaba.
No me podía estar pasando esto, no podía.
¿Louis?
¿Por qué ahora?
¿Y por qué sonríe?
Es que esa sonrisa... Él sabe que con esa sonrisa hace milagros, que siempre me hacía feliz cuando él sonreía.
Buenos tiempos aquellos.
Y ahora... Ahora pensar en él me hacía daño, verle me rompía.
Acabé atravesando todo el bosque sabiendo que no me había despedido de nadie, pero me daba igual, sinceramente.

Llegué al descampado de los coches, y finalmente a la carretera.
Entonces cogí el móvil y los auriculares y creé una lista de reproducción de las canciones más tristes que tenía.
Era hora de llorar.



(...)



Exactamente cincuenta y dos minutos después, llegué a mi calle.
Podría haber llegado antes, pero iba a paso lento.
Desde dos casas más atrás, veía la mía con las luces apagadas. Mis padres y mi abuela ya estarían dormidos, asi que debía ser sigilosa.
Llegué a la valla que rodeaba el recinto y entré. Caminé sobre el césped y acabé en las escaleras que llevaban al porche.


- Sigues igual que antes, bueno, ahora estás más guapa. 


La sangré se me heló.
Esa voz...
Las farolas de la calle alumbraban, lo suficiente como para ver lo que había en la parte delantera de la casa, pero ahí no había nadie.
Aunque sabía muy bien lo que había oído.


- Sal si tienes narices. - dije esperando que respondiese. Entonces, a mi derecha, vi como alguien aparecía, como si hubiese estado escondido en la otra fachada. Era Louis, que ahora le tenía cerca. Ahora le veía, y tenía que admitir que los años simplemente le habían beneficiado.

- Ya he salido. - ¿y por qué su voz tenía que ser más grave? Solo hacía que fuese más tentador. Y los tatuajes, que asomaban bajo la camiseta negra que llevaba. ¿A qué jugaba este chico? ¿A provocar? ¡India! Me regañé a mí misma por pensar así. Primero, tienes novio. Segundo, odias a Louis. Tercero, le odias mucho más.

- Pues ala, ya has dejado que te vea, ya eres feliz. - saqué las llaves de mi bolsillo, dispuesta a abrir la puerta.

- ¿No vas a decirme nada?

- No tengo que decirte nada. - Me acerqué más a la entrada.

- Venga India. - me agarró del brazo.

- ¡No me toques! - grité susurrando.

- Vale... - sonrió pícaramente, y después echó un vistazo al porche. - No ha cambiado. ¿Sabes qué? Me encanta este porche, me trae buenos recuerdos.

- ¿Ah sí? Pues a mí no.

- Bueno, tu casa en sí me trae buenos recuerdos. - Y volvió a sonreír el cabrón, mientras a mí se me hinchaba la vena. - Recuerdas cuando...

- ¡No quiero recordar nada!

- Te veo un tanto rencorosa. - alcé una ceja, ¿estaba de coña? Suspiré. No iba a hablar más. Me di la vuelta y esa vez juro que pretendía abrir. - ¿Vas a ir mañana a la iglesia?

- Sí. - contesté. No sé por qué. No quería hablarle, ni nada, ni que me hablase, solo irme. Pero algo hacía que continuase hablando.

- Supongo que te veré ahí. - reí - ¿Qué pasa?

- No creo que un demonio como tú pueda entrar en la iglesia. - esta vez fue él el que rió - ¿Qué pasa?

- ¿Te hice la putada que te hice y solo me llamas demonio? Por favor Indi...

- No. Me. Llames. Así. - sonrió.

- India. Nunca me pegaste o me intentaste ofender con insultos, ni me gritaste enfadada. ¿Por qué?

- Tengo mejores cosas en las que gastar mi tiempo.

- Pero digo que algo de rabia te quedará.

- Me queda incluso más que antes. Pero lo siento, yo no soy como tú, yo no voy haciendo daño a la gente.

- Lo sé. Y por eso me gustas.

- No te atrevas a decirme que te gusto.

- ¿Y si te digo que te quiero? - cerré los ojos, dolida, y suspiré.

- No te creería.

- Pues hazlo.

- ¿Para qué? ¿Para que luego acabes hablando con Emer, para que acabes tirándotela de nuevo?

- Sé perfectamente por qué la odias, pero podrías al menos intentar conocerla antes de juzgarla.

- Me engañaste con ella, podré juzgarla como me de la gana.

- Todos merecemos una segunda oportunidad.

- ¿Hablas por ti mismo, o por ella? - él se quedó callado, y agachó la cabeza. Creedme que no me daba ninguna pena. - Pues que sepas que no va a funcionar así. Si ya te odiaba antes, ahora lo hago mucho más que has vuelto. - me mordí el labio para no decir todas las cosas malas que surgían en mi cabeza, y después de eso, por fin, me metí en casa, yendo directamente a mi cuarto para llorar de nuevo.


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Bueno, aquí tenéis el segundo cap, que sinceramente a mí me encanta

Espero que os esté gustando la historia, además tengo mazo de ideas para esta.
por cierto, hoy es el cumpleaños de @neresina que la muy guapa cumple 16 añazos!
(loove you)
y bueno, que me sigáis en tw (@fuckdisaster41) en instagram (lidius1d) me preguntéis en ask (lidius1d) y me sigáis en el blog con cuenta de google
y supongo que eso, que ya no tengo nada más que decir
uuuunnn beeesoooo enooormeeee
y graaaaciaaaas:)

jueves, 20 de febrero de 2014

1. El discurso.


693 Días antes de que te fueras


Para ser principios de octubre, hacía un tiempo demasiado agresivo. Mucha lluvia, y con ella mucho viento.

Acurrucarse en sus brazos era lo único que salvaba de acabar constipada por el exagerado frío que hacía. Además la fina chaqueta con la que había salido de casa no ayudaba.
Louis y ella caminaron por la calle más pegados que nunca. Él subía y bajaba la mano derecha frotando su brazo para que entrara en calor.
India era su mejor amiga; lo fue casi prácticamente desde que nacieron, debido a la cercana amistad de sus padres.
Fue, era y seguirá siendo siempre su mejor amiga, y ello implicaba cuidarla ya haga frío o calor.
Por fin llegaron a la casa de la chica, aunque la de Louis tampoco quedaba lejos, ni si quiera a dos minutos andando, pero ese día los padres de India no estaban, ni su hermano, y les solía gustar quedarse a solas.
Entraron en el hogar y dejaron los abrigos en la cocina, ya que estaban empapados, junto a los zapatos. Louis fue al salón mientras India encendía la calefacción. Finalmente fue hacia el sofá y se tumbó, con la cabeza sobre las piernas de él.


- Qué frío - dijo ella cerrando los ojos.


- Ya, por poco nos congelamos - Louis comenzó a peinarle el pelo con los dedos. Se quedaron unos minutos en silencio, recuperando el calor que perdieron en la calle.


- Louis, ¿tú crees que soy guapa? - él la miró con el ceño fruncido.


- ¿Por qué me preguntas eso? - India suspiró, pues él no le había respondido.


- Nada, es que... Todas mis amigas ya han besado a otros chicos, incluso Abby, y yo... Ningún chico me ha pedido salir aún. Bueno, en séptimo lo hizo Jay Langdon, pero eso no cuenta porque fue por una apuesta... 


- Ey, para... - cortó él - Mira, eres guapa, bastante por lo que dicen en los vestuarios, y también estás buena - India se sonrojó.


- Ya, pero aun así...


- No te preocupes por eso. Mírame, soy un pivón - ella rió - y aún no he besado a nadie.


- Pero tú eres un chico, y no te importan esas cosas.


- Créeme que estoy deseando besar a una chica - India se incorporó un poco - pero llegará cuando llegue.



La chica se quedó pensando unos segundos. Finalmente, miró a su amigo a los grandes ojos azules que tenía, y con rapidez se acercó y le besó en apenas un segundo.

Louis ni pestañeó cuando ella se separó y se mordió el labio.


- Me has besado - dijo él.


- Sí - India miró hacia otro lado, nervioso. ¿Por qué había hecho eso? - Simplemente pensé en dar un beso y bueno... Lo hice.


- Ah... - él se quedó confundido. - Ha sido... raro.


- Ya. Bueno, solo se han juntado los labios sin, eh, lengua ni nada - entre ellos ahora había una cortina de incomodidad - Quiero decir, es como si te tocase con la mano... - se calló y ambos se quedaron mirando a un punto perdido. ¿Qué se supone que debían hacer ahora? 



Louis miró de reojo a su amiga. Si ella supiese que había deseado un momento como tal desde hace meses. 

Aquel último año, India había crecido un poco más y el cuerpo se le había hecho más fino, al igual que las piernas. Tenía más curvas y su cara ya no parecía tan de niña.
Y Louis se había percatado de ello.
El problema es que en sus sueños era él el que besaba a India, el que tomaba la iniciativa, no ella, y eso le había descolocado un poco.
Giró la cabeza totalmente y la miró con determinación. ¿Cómo podía si quiera plantearse si era guapa o no? 
Claro que lo era, la que más, y si algún chico no la había pedido salir era porque todos sabían que Louis mataría al que lo hiciera.
Era su chica, nació para serlo
Y tenía otra oportunidad para ser valiente.
Se acercó a ella y esta vez fue él el que la besó, y no fue como antes. Esta vez la obligó a abrir la boca, a que sus lenguas se conociesen y sus labios se moviesen al compás.
La cabeza de India era un enjambre de dudad en ese momento.
¿Cómo es que hace una hora estuviesen haciendo el imbécil pero que ahora se estuviesen besando?
No tenía respuesta, pero tampoco le importaba. Se sentía cómoda, a gusto, entre los brazos de Louis, recibiendo su primer beso.

No fueron conscientes del tiempo que pasó. Ni los minutos ni los segundos existían para ellos.

Simplemente, en cierto momento, sentada en el regazo de él, India notó que la mano de Louis, la cual supuestamente descansaba en la parte baja de la espalda de ella por dentro de la camiseta, comenzó a ascender, hasta llegar a rozar la ropa interior de la chica.
Fue ahí cuando ella se apartó, siendo consciente entonces de que entre ellos ya nada volvería a ser lo mismo.


- Lo siento - se excusó Louis - no quería ir rápido, simplemente que me ha salido solo. He oído a amigos míos contando que lo hacían y... - ella se bajó de su regazo.


- Deberías irte a casa. Se está haciendo tarde. - Louis se puso de pie.


- Claro... Sí, ya es casi de noche y mis... - se frotó el pelo, más que confundido - Tengo que irme. - ambos anduvieron hacia la cocina, pero con distancia entre ellos, ya que la situación ahora era incómoda. Él se puso los zapatos, aún mojados, al igual que el abrigo. Llegaron a la puerta principal. - ¿Quieres que esta noche te llame por teléfono? - preguntó. India negó, mirando al suelo. - Vale... - abrió la puerta.


- Adiós Louis.


- Adiós India.






Presente



[NARRA INDIA]


Decir que era el día más importante de mi vida era definitivamente quedarse corto. Era el día en el que resaltaría, en el que la gente vería lo preparada que estoy para el mundo, mi organización, mi madurez.

Hoy me graduaba.
Bueno, también el resto del curso, pero yo había sido elegida para dar el discurso principal, el típico que inspira esperanzas, que te dice que vales, que cualquier error que cometas estará bien visto, porque todos cometemos errores.
Simplemente que yo pretendía que este discurso quedase grabado en las mentes de todos.
Llevaba dos semanas preparándolo, tanto el discurso como cualquier cosa que ocurriese.
Todo saldría perfecto, no había nada que pudiese salir mal.
O eso creía.

Me levanté a la hora exacta para tener tiempo para arreglarme. Nada más estar en pie bajé a la cocina, y empecé a preparar el desayuno para todos.

A las ocho ya tenía todo cocinado.
Faltaban tres horas, tres malditas horas.
A las ocho y cuarto oí pasos en las escaleras y en unos segundos apareció Liam sonriente.


- ¡Que nos graduamos! - él se acercó a mí y me cogió dándome vueltas.



Liam era mi hermano pequeño, aunque ambos estábamos en el mismo curso.

La historia es que mis el sueño de mis padres durante los primeros años de matrimonio era tener gemelos, o mellizos. Cuando el médico les dijo que solo iba a ser yo, decidieron que muy poco tiempo después de que naciese se pondrían manos a la obra con mi hermano. Claro, cualquier persona pensaría que no es sano volverse a quedar embarazada habiendo tenido un bebé tres o dos semanas antes. Pero mi madre se cuidó mucho y tomó cosas sanas, y más, lo necesario para que no se sobrecargase el asunto.
Asi que de ese modo, yo nací a primeros de enero, mientras que Liam, adelantándose un mes y un poco, nació a finales de agosto. Y esos meses que nos diferenciaban era un pretexto para picarle, aunque él aparentase como dos años más que yo. 
A pesar de todo, le quería como a mi vida.
Era mi hermano, pero primero amigo. Siempre habíamos estado ahí el uno para el otro.
Una cosa que dijo cierta vez mi madre era que, a pesar de parecernos en poco físicamente, nuestro corazón era igual de grande. Después de escucharlo aquel día, mi hermano y yo le amenazamos con irnos de casa si volvía a decir una cursilada de tan calibre.
Qué ganas de vomitar purpurina me entraron en ese momento, de verdad.


- Uf, y el año que viene a la universidad, ¿qué voy a hacer sin ti?


- Entrarás en depresión - sonreí.



El año que viene me alejaría por fin de este pequeño pueblo del sur de Inglaterra, y me trasladaría a la universidad de Bristol. Diría adiós a todo mi mundo de estos dieciocho años, empezaría de cero.

Ya sé que tenía bastante que perder, pero tenía mucho más que olvidar.

Liam y yo desayunamos extasiados, nerviosos.

Nuestros padres se nos unieron diez minutos más tarde, y tomamos todo.
Finalmente, comencé a recoger los platos.


- India, ve a prepararte, no recojas. - me regañó benignamente mi padre.


- Es que necesito hacer algo, no puedo parar. - coloqué un plato en el lavavajillas.


- Tranquila, si solo es la graduación, una charla, tu discurso y los diplomas, no te preocupes.


- Que forma más fácil de quitar la ilusión - le fulminé de broma con la mirada.


- Anda, ve a arriba y lee, o métete en twitter o esas cosas que te gustan. - le sonreí, agradeciéndolo, y rápidamente subí a mi cuarto. Ahora tenía más tiempo para dejar todo perfecto.




(...)




- ¡Liam! - le llamé desde abajo, a ver si venía de una vez.


- Ya estoy, ya estoy - se colocó a mi lado, con una mochila en la mano, al igual que yo.


- ¿Llevas todo?


- Sí.


- Bueno, os vemos allí - mis padres irían directamente a la ceremonia.


- Recuerda, tercera fila de la zona azul, está toda reservada - le dije a mi madre. 


- Que sí, ¡iros ya! - Demasiada insistencia ponían para que nos fuéramos... Para mí que estos querían intimidad. Sonrieron mientras abríamos la puerta y salíamos, en dirección a casa de Abby.



Abby era mi mejor amiga desde hace años, desde que ambas quisimos presentarnos a delegadas de la clase en séptimo. Una enemistad que acabó en algo más fraternal.

Abby era mi todo, y me entristecía tener que separarme de ella.
Llamamos a su puerta cuando llegamos. No quedaba demasiado lejos de nuestra casa.
En este pueblo cercano a Bournemouth, todo el mundo vivía cerca.
La puerta se abrió y mi amiga salió sonriendo, dándole después un beso a Liam.

Ah, por cierto.

Mi mejor amiga era la novia de mi hermano desde hace casi un año.




(...)


Liam y yo habíamos ido a ahí para prepararnos. Él quería ver a su churri, y yo quería la destreza que tenía la señora Laurens peinando.

Abby se vestiría, maquillaría y peinaría en su cuarto, y yo en el baño de sus padres.
La señora Laurens me había dejado perfecta. Había planchado la parte superior de mi pelo, y por abajo había rizado mi pelo haciendo ondulaciones que caían. Ojalá supiese hacer eso. 
Yo es que siempre fui de las que solo se pasan el peine y ya.

Una vez peinada y maquillada me puse mi vestido y mis tacones. Después de eso tenía que ir hacia el cuarto de Abby, llamar a la puerta, ponerme el pañuelo en los ojos, esperar que ella se pusiese el suyo y entrar.

La gracia estaba en quitarse el pañuelo y vernos. Sonaba infantil, pero bueno, cosas de la vida.



- Venga, a la de tres. - dije.


- ¿Pero en el tres o cuando lleguemos a tres decimos ya o algo así y nos los quitamos? 


- Pues no sé, mejor cuando lleguemos a tres, así más pronto.


- ¿Pero tú vas a contar lento o rápido?


- Por favor, que lerdas sois. - oí que decía mi hermano.


- Cállate Liam. - dijimos Abby y yo a la vez, y después nos reímos.


- Choca - dije a mi amiga. Alcé la mano conectando con mi sentido orientador y de intuición de mi cabeza e imaginé por dónde estaría la mano de Abby. Eché la mía hacia delante, pero colisionó con el pañuelo que tapaba sus ojos. Pero para desgracia mia, su mano dio con mi nariz. - Joder...


- Casi me quitas el pañuelo.


- Y tú la nariz.


- Vamos a llegar tarde - dijo Liam. Seguro que estaría sentado en la cama de Abby, aburrido. Hombre, estaba observando como dos idiotas con los ojos tapados se pegaban sin querer entre ellas. Resoplé.


- Una... - comencé y Abby se unió - Dos... ¡Tres! - nos quitamos el pañuelo y Abby lanzó un pequeño grito.


- ¡Estás super guapa!


- Y tú - le dije. Se había recogido el pelo en una trenza de espiga un poco desecha, aposta. Llevaba un vestido negro, simple, que tenía un escote que se hundía un poco para dentro. La falda del vestido estaba formada por varias capas, pero la superior era de gasa. Todo ello con unos tacones negros. Me pregunté que si no pasaría demasiado calor, pues la toga también era negra. Yo en cambio llevaba un vestido de igual forma que el suyo pero con más detalles. En la parte de arriba tenía como un estampado, aunque era más textura, de flores. En el centro había una tira igual, solo que con cierta pedrería, y luego caía la falda. Todo el vestido en sí alternaba tonos de rosa palo. Y unos tacones de tonalidad similar, super monos. (Ropa que llevan)


- Joder Liam, vístete así siempre. - Abby se acercó a mi hermano, que llevaba una camisa blanca y pantalones beige. Seguramente la mitad de los chicos del curso irían igual que él, pero bueno. Me acerqué a mi mochila y saqué mi móvil. Tenía un mensaje de Harry. 



"Estamos ahí en dos minutos"



- Chicos, hay que irse - me giré y justo les había interrumpido en un fogoso beso. Puse los ojos en blanco, acostumbrada. Como si fuera la primera vez que les pillaba en un momento comprometido...


- ¿Ya están?


- Sí. - Abby cogió su bolso, en el cual llevaba su toga y su birrete, el móvil, más cosas necesarias, y una bolsa que yo que sé qué contenía. 


- ¡Vamos! - Los tres salimos de la casa, la cual ya estaba vacía porque la familia de Abby se habría ido hace escasos minutos. A fuera estaba esperando el coche negro claro de Zayn. Con una sonrisa abrí la puerta del copiloto y me subí.


- Estás preciosa - me dijo Zayn, y me sonrojé. Cualquier cosa que me dijera, fuese la que fuese, hacía que me pusiese así. Y mira que ya han pasado meses desde que empezamos a salir, pero la reacción sigue siendo igual que antes, incluso más.


- ¿Y tú te has puesto de acuerdo con Abby para ir de negro? - observé su camisa negra y su pantalón negro. Él rió, y para mí eso fue como gloria. 


- Claro, quería darte celos - se me fue acercando. Sabía que me quería besar, además estaba poniendo la mirada esa que tiene, tan profunda que te deja anonadada.


- Pues no lo has conseguido - Le mordí el labio, consciente de que era su punto débil. Ahora venía el beso de verdad.


- Oye parejita - pegué un salto en el asiento, ya que Harry, uno de mis mejores amigos, se había inclinado desde la parte de atrás y había acercado la cara cual lapa justo cuando Zayn y yo no estábamos en condiciones de ser interrumpidos.


- Coñete Harry, que susto - este se reía.


- Es que mira, quiero ir a la graduación, y no me apetece llegar tarde. - puse los ojos en blanco. 


- Ya vamos. - Miré a Zayn sonriendo y me cogió de la mano. Detalles como ese, tan simples pero delicados, me volvían loca. Le quería, más que a nada, y eso no cambiaría.



Pobre ilusa.





- ¿Dónde está Niall? - oí que preguntaba Liam.


- Literalmente me ha enviado un mensaje que decía "Estaré bajo la toga de alguna morenaza, no me esperéis" - nos contó Zayn, a lo que todos reímos. Niall también era mi mejor amigo. Como se ve estoy en su mayoría rodeada de chicos. Pero Niall era especial. Era... Niall. Empezamos a ser amigos también en séptimo, ya que él era vecino de Harry, que a su vez era el mejor amigo de Abby, y lo sigue siendo. Y con Niall tenía muchísima confianza. Con Liam y Harry también, pero el rubio tenía algo especial que hacía que encajásemos más. Eso sí, era un depravado mental. El amor que tengo por Zayn es incluso inferior que el amor que tiene él a acostarse con chicas increíbles. Tiene una obsesión, pero se le quiere.


- Lo de este chico es algo preocupante - habló Abby negando con la cabeza. 



Zayn condujo por las calles hasta el instituto. En este pueblo, había tres escuelas: una de infantil y primaria, otra de secundaria y otra con ambas enseñanzas, pero esta última estaba a las afueras, en cambio las otras dos se situaban en el centro y estaban pegadas una a la otra. Prácticamente casi todos los jóvenes de aquí iban a esas, a las céntricas, y por lo tanto eran centros bastante grandes. A su vez, eso implicaba que a la graduación iba todo el pueblo. Motivo por el cual estaba más nerviosa aún.

Llegamos y pudimos ver como todo el aparcamiento estaba abarrotado de coches. 
Genial, eso significaba que aparcaríamos lejos.
Zayn dejó el coche y todos suspiramos a la vez.


- Llega la hora - dijo Liam.


- Aún no. - Abby sonrió maliciosamente. No me gustaba esa sonrisa. Era la misma que puso cuando a Gin Joileen, la que la llamó puta interesada en noveno, le cortó las pestañas de un ojo en un campamento. Sí, peligrosa. Asi que tomad nota: no enfadéis a Abigail Laurens.  A todo esto, mi amiga abrió su bolso y sacó la misteriosa bolsa, y de ella, dos pequeñas botellas de Vodka Eristoff. Increíble.


- Estás de coña, ¿no? 


- Venga, India, suéltate el pelo - me guiñó un ojo.


- Creo que te has olvidado de que tengo que dar un discurso, a miga. Y darlo borracha como que no.


- Bueno, yo me bebo tu parte. - Harry cogió una de las pequeñas botellas.


- A ver, no se bebe mucho, simplemente un trago y ya. Solo hay dos, como ves. - claro que me apetecía beber, ¿pero y si me daba un chungo en el escenario y empezaba a soltar palabrotas y cosas obscenas? Soy capaz, eh. Pero me volví a fijar en el tamaño de las botellitas. Al cuerno. Agarré la de Harry, la abrí, y la inauguré. 


- Sois una mala influencia - dije una vez que tragué y me abrasé la garganta.


- ¿Para qué están los amigos? - comentó Harry pícaro.



Entre los cinco nos acabamos las dos botellas, haciendo comentarios y riendo. Faltaba Niall, pero aun así ese sería un momento recordado.

Sabíamos que solo nos quedaba el verano para estar juntos, que cuando llegase la universidad todo se acabaría.
Una vez ya relajada la situación, Liam abrió la puerta y bajó, cogió su mochila, la abrió, y sacó la toga y el birrete. Se puso todo.


- ¿Qué tal estoy? - preguntó mientras Abby se bajaba.


- Demasiado deseable - ella sonrió, y luego se lanzó hacia su novio a darle un beso.


- ¿Sabéis qué? Es un horror ser el sujeta velas - comentó Harry divertido - Me dejáis ir con vosotros por pena, que lo sé yo. - sonreí. 


- Claro.


- No entiendo por qué el birrete es dorado - dijo Zayn, el cual había bajado y ya se había puesto las prendas. Guapo era poco. - Quiero decir, si la toga es negra, que lo otro sea negro, pero dorado es demasiado chillón. Me frustra. - salí del coche y me acerqué a él. 


- Te sigue quedando bien, asi que no te quejes, que al menos a ti te pega con la ropa. - Zayn puso los ojos en blanco. Harry y yo nos vestimos, ya que éramos los que faltaban. Zayn cerró el coche y he hicimos amago de andar, pero él me agarró del brazo. 


- Id yendo - le dijo él a los demás. Estos asintieron. Zayn se apoyó en la puerta del copiloto del coche y me agarró de la cintura, atrayéndome hacia él. - Ey, sé que estás nerviosa - me colocó un mechón se pelo detrás de la oreja, consiguiendo que yo me mordiese el labio después. - pero todo va a salir bien, ya verás. - sonreí brevemente.


- Eso espero. Pero es como... Si sintiese que algo va a salir mal.


- Siempre se piensa eso cuando alguien tiene algo importante. - besó mi frente y me abrazó.


- Te quiero.


- Te quiero. 




Zayn y yo pasamos unos minutos ahí, no solo abrazándonos sino dándonos ciertos besos. Cuando ya creímos que era necesario ir al encuentro, nos internamos en el campo de rugby del instituto. Eran las once menos diez, y todo estaba lleno de gente.

Caminé junto a él de la mano, atravesando un sendero de personas a las cuales a la mayoría conocíamos. Por lo que tuvimos que ir diciendo todo el rato "hola, hola, hola a ti también, hola".


- Ey, acabó de ver a mis primos. - me dijo Zayn parándome un momento.


- Ve con ellos.


- ¿Segura?


- Claro. - sonreí. Él me dio un último beso y se alejó.



Continué andando por el lugar, sobre el césped. Veía a unos veinte metros la última fila de sillas que había para los invitados.

Por el camino me iba chocando con gente, que me deseaba suerte en mi discurso.
Ojalá la tenga.
Ya yendo por la quinta fila de sillas empezando por el final encontré a Niall y le cogí de un brazo. Me da igual si estaba ocupado o no.


- Hola amigo.


- Hola chica más popular del curso - dijo con un tono de repelencia. Reí.


- Bueno, dime, ¿has conseguido meterte debajo de alguna toga?


- Solo mi mano. - me tapó los oídos mientras cerraba los ojos.


- ¿¡Pero por qué especificas!?


- Has preguntado. - negué con la cabeza y sonreí. Habíamos llegado andando hasta la fila en la que estaba mi familia.


- ¡Abuela! - entre todas las personas del mundo, si alguien merecía todo lo bueno, esa era mi abuela, Joyle. Era la mejor, siempre dispuesta a todo por todos, siempre de buen humor, siempre alegre. En ella podía confiar todos mis secretos, porque era la típica abuela que entiende. Lo malo es que vivía en una casa en la playa a dos horas de aquí en coche, y eso dificultaba el contacto. Pero unas tres o cuatro veces al año, se venía aquí, al pueblo, a pasar unas cuantas semanas, incluso a veces un mes. Y cuando venía, se ponía a hacer amigos ella sola. Simplemente la adoraba todo el mundo.


- Ay, Indi - que conste que solo mi abuela puede llamarme así. Bueno, también solía hacerlo otra persona, pero de eso hace mucho tiempo. - Estás guapísima. - sonreí ruborizada - A este paso mis amigos del bingo se fijarán más en ti que en mí - reí. Miró a Niall. - ¿Pero qué tenemos aquí? Pero si es el rubio con los ojos más azules que conozco.


- Hola Joyle, te veo espléndida. La calvicie aún no ha llegado a su máximo y la dentadura no se te sale. - bromeó. La abuela le dio un manotazo cariñoso. No hace falta decir que la abuela tenía un cariño especial a Niall por la cantidad de veces que se habían visto.


- Ay señorito Horan, no has cambiado nada. - en ese momento oímos que el director del instituto hablaba por el micrófono, pidiendo que todo el mundo se sentase.


- Adiós abuela, deséame suerte.


- Suerte y mucho más - le di un beso en la mejilla. No me quedé a ver cómo Niall y ella se despedían. Tenía prisa. Mi asiento estaba al principio del todo, ya que como daba el discurso tenía que tener fácil acceso. Caminé con rapidez pero no mucha, por que lo que me faltaba sería caerme de bruces contra el suelo por pisar mal con los tacones. Me faltaban unas ocho filas por pasar de la zona de estudiantes, cuando noté como alguien me paraba. Era Marissa Trent, una chica castaña, bajita y menuda de mi clase de biología. Era muy simpática, y nos llevábamos bien, pero ahora no podía hablar con ella.


- Marissa, lo siento, tengo prisa...


- Pero espera India, tienes que saber una cosa.


- Me lo dices luego, en serio.


- Es importante.


- Luego. - me aparté de su brazo.


- Pero es que ha vuelto... - no oí del todo esa frase, tenía que ir a mi sitio. Ojalá la hubiese hecho caso. Llegué por fin a mi asiento, pero como no, algo tenía que salir mal. Emer estaba sentado en él, hablando con la chica del asiento de al lado. Odiaba a Emer, con todo mi alma. La odiaba y la requeteodiaba. Además, ese pelo azul casi blanco quedaba fatal con el birrete dorado. Y es que... Era una cerda, una guarra, oportunista, cruel, vil, pécora, meretriz... Y muchas más cosas que solo me podía permitir pensar en mi cabeza sin remordimientos.


- Vaya Emerson .- dije con mi más falsa voz angelical. Sabía que odiaba su nombre completo.


- Hola Piel Roja - ella me miró con cara de asco. Digamos que no es fan mía, y en vez de llamarme India, me llamaba Piel Roja, así, porque le daba la gana.


- No esperaba verte en esta zona, con toga y birrete incluido. Bueno, ninguno lo esperábamos, ni si quiera que te graduases. Debes haberte esforzado mucho este último mes, o habrás hecho... - miré con desprecio - ciertos trabajos para los profesores, para subir nota. - fingí una sonrisa. Admito que me encantaba meterme con ella.


- Y que sepas que todos me han puesto un diez. - Uy, que la zorra me la devuelve.


- Ya decía yo, que tenías cara de ser experta en chuparla. - yo creo que la chica del asiento de al lado debe estar flipando, así como dato.


- ¿Sabes quién...? - sonrió maliciosamente y se calló - Oh no, no te voy a estropear la sorpresa. - Alcé una ceja.


- No quiero nada tuyo.


- No es mío, precisamente. - se puso de pie. - Ya lo verás. - volvió a sonreír con crueldad, y por fin, gracias a Dios, se fue. Y yo me pude sentar, junto a la chica de al lado que ni si quiera se atrevía a mirarme. Pobre.





El acto comenzó, con todo el mundo ya en su sitio, y con la charla del director. Que si otro año, que si experiencias compartidas, nuevos momentos, gente a la que no se olvidará, etc. Esa misma charla que cada año solo cambia dos o tras palabras.

Al principio fue emotiva, pero conforme hablaba y hablaba empezaba a cansar.
Además hacía calor y estaba cubierta de una tela negra, que no ayudaba mucho.
Me entretuve algunos minutos girando la cabeza y buscando entre la gente a mis amigos.
Encontré a todos, y luego encontré a Zayn, quien me devolvió la mirada y sonrió.
Le quería.
Me volteé y empecé a repasar en mi cabeza el discurso, hasta que oí mi nombre dicho por los altavoces.
Mi pulso se aceleró y las manos se volvieron inquietas. Era mi momento. 
Me puse de pie sabiendo que en ese momento todas las miradas estaban puestas en mí.
No es que no me gustase ser el centro de atención, pero en ese momento me sentía demasiado observada.
Horror.
Me centré en andar correctamente para no caerme, y asi me olvidaba de los miles de ojos.
Subí las escaleras y sonreí a la fila de profesores sentados en sillas que estaban ahí colocados. Saludé al director que estaba al lado del micrófono, y por fin, me preparé para hablar.
Toda mi gente, mi familia, mis amigos, mi novio, la panadera, el frutero, el del periódico, el abuelo que me regañó de pequeña por pisar su césped,  la señora que perdió su gato y yo lo encontré, el niño al que cuidé haciendo de canguro.
Todos estaban ahí, mirándome.
Abrí la boca para hablar. Nerviosa era quedarse corto.


- ¡Te quiero! - se oyó a alguien gritar en medio del silencio. Y conocía esa voz. Busqué con la mirada a Zayn, quien sonreía más que nunca. 


- Y yo a ti - dije más sonrojada que nunca mientras todo el mundo hacía "aaaawww". Hasta los profesores sonreían. Ventajas de ser una de las mejores alumnas de la generación del 96. Aun así, mataría a Zayn por esto, y luego le comería a besos. Pero no era hora de pensar en eso. Era hora de mi discurso. Carraspeé suavemente, como si fuese profesional. 



Y empecé.



- Quizá os suene muy adolescente, quizás infantil, pero hace meses me leí un libro que de verdad me impactó. Trata sobre el cáncer, sobre el tiempo que tenemos en la vida, sobre el amor y cómo vivirlo, sobre dificultades. Pero no he venido aquí a contaros la historia de este libro. No. Hubo una frase que me llamó la atención, y de eso voy a hablar. La frase era "algunos infinitos son más grandes que otros infinitos". Y eso me dio mucho en qué pensar, y lo relacioné con el futuro, con lo que conseguiríamos a nuestro paso. Y me pregunté, ¿qué queremos en nuestra vida? ¿Hacer algo grande y que sea recordado o simplemente ganar bastante dinero y ser famoso? Yo elijo la primera, pero escojo ser grande no descubriendo muchas curas de enfermedades, o haciendo una película increíble. Quiero ser grande en aquello que me apasione. Y quiero que me recuerden por ello las personas de mi al rededor. Quiero crear mi infinito, y da igual si es haciendo una labor a escala mundial, o simplemente ayudando a unas pocas personas. Lo que quiero es que todos estos años, no solo estudiando sino aprendiendo de la vida desemboquen en algo que me haga sentir orgullosa, ¿qué digo? No solo a mí, sino a quienes me importan. Asi que yo os reto a que aprovechéis la vida, disfrutéis haciendo aquello que améis, pero con un objetivo: crea tu propio infinito. Porque ya sea grande o pequeño, te aseguró que será eterno.



Respiré y tomé aire.

Lo había dicho, lo había conseguido. Estaba dicho.
Sonreí orgullosa pasando los ojos por todas las caras del gran número de personas que se habían puesto de pie para aplaudirme.
Oía entre el sonido de los aplausos a gente gritándome cumplidos.
Era inmensamente feliz.
Pero todo lo bueno tiene su parte mala.
Entonces borré la sonrisa, porque mi mala presentimiento se estaba llevando a cabo, porque había ocurrido justo algo que no debía ocurrir, ni hoy ni nunca.
Ahora entendía la insistencia de Marissa.
Ahora entendía la "sorpresa" de Emer.
Zona azul, derecha, fila once, por la esquina.
Louis Tomlinson.

ÉL había vuelto, y estaba de pie, aplaudiendo, y lo peor, sonriéndome. 





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No tenéis ni idea de las ganas que tenía de empezar esta novela, en serio

Quizá el primer cap os resulta soso y aburrido, pero así son todos los primeros capítulos de todas las historias
Pero aun así el segundo es chachi, porque hay reencuentro jujuuuu
y es chachi, ya vereis
es cierto que los caps seran mas cortos que en la otra novela porque en la otra eran muchas historias principales, en esta casi toda la historia será sobre India
Y bueno, que me vayais comentando que tal, que recomendeis, que me sigais aquí en el blog, en twitter, insta, y todos sitios
y que si quereis que os avise por tw yo encantada
ala, un besete :):):)